La idea de compartir estos relatos hace años esta latente…
En el año 1996 fue la primera vez fui a Calafate y desde allí al Glaciar, y en unas cuevas de arte rupestre llamadas “Walichu”, probamos el fruto del calafate y nos dijeron: “Esto quiere decir que van a volver a la Patagonia”. En ese momento parecía un mito…pero se convirtió en realidad.
Y partir de allí regresé, con algunas interrupciones en algunos años de crisis, pero regresé….y de a poco fui completando el mapa.
El año 2009 fue mágico y revelador, porque después de 7 años de viajes al sur en carpa y en un 147, intuí el fin de una etapa compartida con Norma, una hermana de la vida.
Todo comenzó en el 2002 cuando por la crisis económica que pasábamos ( y yo sin laburo), se nos ocurrió que para seguir haciendo una de las cosas que mas nos gustaba como viajar, había que abaratar costos, algo se nos tenía que ocurrir…y se nos ocurrió probar en carpa…algo que yo siempre tuve ganas de hacer y por esas cosas de la vida, no pude hacerlo de adolescente pero agradezco haberlo podido experimentar un poco mas madura…
Y descubrimos una manera de viajar que nos apasiona, nos despeja totalmente, y si bien físicamente regresamos destruidas, volvemos mental y espiritualmente renovadas…lo cual es mas importante.
Quizás por eso una mañana en la playita de la cual nos enamoramos la pimer vez que fuimos y ya es la quinta que la visitamos (Camping agreste Ragintuco) a orillas del lago Nahuel Huapi, surgieron las ganas de plasmar en palabras y fotos, o al menos tratarlo, este regalo de Dios de poder contemplar la naturaleza y como forma de preservarla en nuestros corazones y poder compartir con nuestros seres queridos o recordar los momentos que tan felices nos hicieron y siempre dejaron sus huellas…con anécdotas, enseñanzas, y ganas de volver…
Agradezco a Norma especialmente por haber tenido la idea de arrancar en carpa y poner a disposición el porotito (Fiat 147) que nos acompaño estos 7 años, sin darnos mayores dificultades, transportando mas carga de la que podía y sin el cual este relato no podría haber existido.
Gracias tambien por haberme bancado todos estos años, con mis locuras y haber sido la compañera ideal para poder concretar estos viajes soñados en la adolescencia y concretados en la edad madura…
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